viernes, 30 de abril de 2010

MÁS FUERTE QUE LAS BALAS


En el último servicio traté de algo obvio: las aguas están revueltas. Hoy, en el arranque del mes de Mayo, adelanto algo no tan explícito: quien quiera saber cómo superar la turbulencia en la que estamos metidos, ponga mucha atención a lo que Benedicto XVI hará y dirá el día 13 de este mes.
No tengo vocación de futurólogo ni tampoco la pretendo: sólo trato de seguir el hilo de una historia que empezó a tejerse el 13 de mayo de 1917, cuando la Santísima Virgen quiso advertir a sus hijos que iban camino del desastre –como ocurrió- si no corregían sus pasos. Es una historia que aún no ha terminado y en la cual está involucrado Benedicto XVI que, como es sabido, el próximo 13 de Mayo estará en Fátima.
El Papa irá a ese lugar bendito por la presencia de la Virgen, porque se cumplen 10 años desde que Juan Pablo II beatificó a Jacinta y Francisco, dos de los videntes de la Señora. Importa recordar que fue entonces cuando se anunció que se publicaría el famoso “tercer secreto”, que durante décadas dio pie a elucubraciones de todo tipo, y recordar especialmente que fue el Cardenal Ratzinger quien escribió el “Comentario teológico” que acompañó su publicación.
En este contexto, ¿cómo no prestar una particular atención a todo lo que el Papa haga y diga cuando vaya a Fátima? Sirva de acicate esta consideración de su “Comentario”, en la que se refiere a la intervención de la Virgen en el atentado que sufrió Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981: “Que una ‘mano materna’ haya desviado la bala mortal muestra sólo una vez más que no existe un destino inmutable, que la fe y la oración son poderosas, que pueden influir en la historia y, que al final, la oración es más fuerte que las balas, la fe más potente que las divisiones”. Y recordar también esta confidencia del actual Pontífice, presente asimismo en el “Comentario”: “en una conversación conmigo Sor Lucía me dijo que le resultaba cada vez más claro que el objetivo de todas las apariciones era el de hacer crecer siempre más en la fe, en la esperanza y en la caridad. Todo el resto era sólo para conducir a esto”.

domingo, 25 de abril de 2010

LAS AGUAS REVUELTAS


Como en los tiempos de Jesús, cuando la barca de los apóstoles se zarandeaba en el mar de Tiberíades, la "navicella" de la Iglesia (así la llamaba Catalina de Siena, una mujer de fuego que vivió hace siete siglos) está en el ojo de una gran tormenta. Pero con una diferencia que no es menor: más allá de algunos medios que aprovechan la ocasión para cebarse contra ella, los que han provocado este desconcierto son algunos que, debiendo guiarla en su andadura, parecen, con sus acciones, empeñados en hundir a la Iglesia.

El Cardenal Raztinger sabía mejor que nadie lo que decía, cuando en el Via Crucis del Coliseo, en 2005, al contemplar la IX Estación reflexionó:

¿Qué puede decirnos la tercera caída de Jesús bajo el peso de la cruz? Quizás nos hace pensar en la caída de los hombres, en que muchos se alejan de Cristo, en la tendencia a un secularismo sin Dios. Pero, ¿no deberíamos pensar también en lo que debe sufrir Cristo en su propia Iglesia? En cuántas veces se abusa del sacramento de su presencia, y en el vacío y maldad de corazón donde entra a menudo. ¡Cuántas veces celebramos sólo nosotros sin darnos cuenta de él! ¡Cuántas veces se deforma y se abusa de su Palabra! ¡Qué poca fe hay en muchas teorías, cuántas palabras vacías! ¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él! ¡Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia! ¡Qué poco respetamos el sacramento de la Reconciliación, en el cual él nos espera para levantarnos de nuestras caídas! También esto está presente en su pasión. La traición de los discípulos, la recepción indigna de su Cuerpo y de su Sangre, es ciertamente el mayor dolor del Redentor, el que le traspasa el corazón. No nos queda más que gritarle desde lo profundo del alma: Kyrie, eleison – Señor, sálvanos (cf Mt 8,25).

Hace siete siglos, cuando la barca de la Iglesia se sacudía por la conducta de pastores indignos, Catalina de Siena gritaba: "Ay de mí no puedo callar. Gritemos con cien mil lenguas. Creo que, por callar, el mundo está corrompido, la esposa de Cristo ha empalidecido, ha perdido el color, porque le están chupando la propia sangre, es decir, la sangre de Cristo".

Lentamente, las aguas se calmaron. También ahora se calmarán: la Iglesia se reformará, decía Catalina, "con santos y buenos pastores, no con guerra, sino con paz y tranquilidad; con humildes y continuas oraciones, sudores y lagrimas de los siervos de Dios".

martes, 20 de abril de 2010

UN MANTO CELESTE COBIJA AL URUGUAY

Ayer pude ir al Verdún. Y, como siempre, encontré allí a “la Iglesia real uruguaya”, la que está formada por miles de mujeres y hombres sencillos, que no son noticia, que quieren a la Virgen, que rezan, que suben al cerro –descalzos muchos de ellos- donde se venera la imagen de la Inmaculada desde hace más de un siglo; que están bien al corriente de tantas cosas tristes como están pasando en la Iglesia y, no obstante, ni por un instante pensaron en dejar sola a la Madre en este día de fiesta patria, 19 de abril, en el que celebramos el comienzo del proceso histórico que nos llevaría a ser un país independiente.

Salí de mi casa a las 8 de la mañana, con serias dudas: la niebla otoñal ocultaba por completo el precioso paisaje minuano y el limpia parabrisas debió funcionar hasta el final del viaje, augurando lluvias fuertes. Pero no fue así: a las 10 comenzó la Misa campal en la falda del cerro y a la hora de las Lecturas el sol dominaba la pelea con el agua.

El obispo Wirz, Administrador apostólico de la diócesis, habló vibrantemente de la Inmaculada y recordó el quinto aniversario de la elección del Papa. La “Iglesia real”, como era de esperar, aplaudió con entusiasmo y vivó de igual manera a la Virgen y a Benedicto XVI.

El de ayer fue un día histórico: al terminar la Misa, Monseñor Collazzi, Presidente de la Conferencia Episcopal, leyó el decreto por el cual los obispos uruguayos declararon “Santuario Na

cional el templete y la capilla del Verdún. Después subí al cerro, hasta llegar a la imagen de la Inmaculada: le encomendé al Papa, a la Iglesia, a los sacerdotes; le pedí vocaciones sacerdotales. En el viaje de vuelta –sol radiante- entendí la parábola: niebla, temor, esperanza, luz… La Iglesia

y la Virgen, la Madre y sus hijos. Un manto de amor celeste cobija a la Iglesia en el Uruguay.

miércoles, 14 de abril de 2010

LLAMADO A LA VERDAD

Pasado mañana, cuando el Papa cumplirá 83 años, yo estaré predicando un retiro y no tendré acceso a Internet. El lunes 19 será el quinto aniversario de su elección como Sumo Pontífice y, "si Dios y la Virgen quieren" (así dice la gente que no piensa en términos teológicos sino con el sentido de su fe, que es anterior a la Teología y mucho más valioso), estaré en el Cerro del Verdún, en la ciudad de Minas: aquí, todos los años, se da la mayor expresión de la piedad popular de los uruguayos, que suben de a miles el cerro donde, desde hace un siglo, nos bendice a todos la imagen de la Inmaculada. En esta ocasión, el templete será declarado Santuario Nacional por todos los obispos de nuestro país.


El caso es que no quiero dejar pasar los dos aniversarios del Papa Benedicto XVI sin adherirme fervorosamente a su Persona. Los motivos sobran y en este blog he hablado bastante de ellos. La tormenta ya está pasando, NY Times incluido. Y las reacciones a favor del Papa no se han hecho esperar: la verdad se abre camino por sí misma, como Benedicto XVI no se cansa de enseñar, sufriendo ahora la saña de cierta opinión pública.

Me ha gustado especialmente este "Appel a la veritè", promovido por intelectuales, artistas y personalidades de la sociedad civil francesa, cristianos y no cristianos. Animo a leerlo, consultando en Google unos cuantos nombres: son personas que piensan, no de las que sólo repiten; y han tenido el inusual valor de reconocer la verdad. L'Appel empezó el 31 de marzo y ya lleva recogidas más de 30.000 firmas.

En todo caso, el 19 de abril, elección del Papa, ¿cómo no recordar sus primeras palabras, las que dirigió "Urbi et Orbe" desde el balcón de la Basílica de San Pedro?:

Queridos hermanos y hermanas: después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor. Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes, y sobre todo me encomiendo a vuestras oraciones. En la alegría del Señor resucitado, confiando en su ayuda continua, sigamos adelante. El Señor nos ayudará y María, su Santísima Madre, estará a nuestro lado. ¡Gracias!

domingo, 11 de abril de 2010

BUSCAR SU ROSTRO


Quisiera animarlos a mirar y a re-mirar el rostro de la Sábana Santa. Porque es éste y no otro el antídoto eficaz para superar el barullo de los medios de prensa que, tomando como pretexto los dolorosos casos que todos conocemos, insisten en su ofensiva anti-Papa que es, en realidad, anti Iglesia Católica.

Pero un millón y medio de personas, que se multiplicarán por muchos más, se han apuntado ya para poder contemplar durante escasos minutos el majestuoso rostro del Crucificado, cuya presentación se ha inaugurado hoy en Turín. Benedicto XVI lo hará el 2 de mayo y celebrará allí la Santa Misa.
La verdad es que pocas veces he sentido, como ahora, un impulso tan fuerte de acompañarlo: PASSIO CHRISTI, PASSIO HOMINIS: el lema lo dice todo.

lunes, 5 de abril de 2010

LAS AGUAS ESTÁN REVUELTAS


En el Musée d’Orsay, en París, se encuentra este óleo de Aime Perret, pintado con realismo en 1879, titulado “Le Saint Viatique en Bourgogne”. Pienso que, en estos momentos, hace bien contemplarlo. Como también leer estas palabras del Cardenal John Henry Newman (1801-1890), que las pasó negras por la Iglesia y recordar aun lo que dijo San Juan Crisóstomo (347-407), otro grande de nuestra historia que también tuvo que navegar en aguas turbulentas.

“Si examinamos toda la historia del cristianismo, desde sus comienzos vemos que en realidad no es sino una serie de preocupaciones y de desórdenes. Cada siglo se parece en estos a los demás, aunque a los que viven en él les parece peor que todos los que lo precedieron. La Iglesia es siempre doliente y perdura en su debilidad, llevando siempre en su cuerpo el estado de muerte que llevó Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. La religión parece siempre a punto de expirar, mientras dominan los cismas. La causa de Cristo está siempre en la última agonía, como si sólo fuera cuestión de tiempo el que desaparezca un día u otro…” (Vía Media, vol. I, 354s).

“No te apartes de la Iglesia, porque nada hay más fuerte que la Iglesia. Tu esperanza, la Iglesia; tu salvación, la Iglesia; tu refugio, la Iglesia. Ella es más alta que el cielo y más ancha que la tierra. Nunca envejece, sino que siempre está llena de vida” (Hom. De capt. Eutropio, 6).

domingo, 4 de abril de 2010

SUBLIME VICTORIA


DEL MENSAJE PASCUAL DE SU SANTIDAD, BENEDICTO XVI

Queridos hermanos y hermanas:
Os anuncio la Pascua con estas palabras de la Liturgia, que evocan el antiquísimo himno de alabanza de los israelitas después del paso del Mar Rojo. El libro del Éxodo (cf. 15, 19-21) narra cómo, al atravesar el mar a pie enjuto y ver a los egipcios ahogados por las aguas, Miriam, la hermana de Moisés y de Aarón, y las demás mujeres danzaron entonando este canto de júbilo: «Cantaré al Señor, sublime es su victoria, / caballos y carros ha arrojado en el mar». Los cristianos repiten en todo el mundo este canto en la Vigilia pascual, y explican su significado en una oración especial de la misma; es una oración que ahora, bajo la plena luz de la resurrección, hacemos nuestra con alegría: «También ahora, Señor, vemos brillar tus antiguas maravillas, y lo mismo que en otro tiempo manifestabas tu poder al librar a un solo pueblo de la persecución del faraón, hoy aseguras la salvación de todas las naciones, haciéndolas renacer por las aguas del bautismo. Te pedimos que los hombres del mundo entero lleguen a ser hijos de Abrahán y miembros del nuevo Israel».


El Evangelio nos ha revelado el cumplimiento de las figuras antiguas: Jesucristo, con su muerte y resurrección, ha liberado al hombre de aquella esclavitud radical que es el pecado, abriéndole el camino hacia la verdadera Tierra prometida, el Reino de Dios, Reino universal de justicia, de amor y de paz. Este “éxodo” se cumple ante todo dentro del hombre mismo, y consiste en un nuevo nacimiento en el Espíritu Santo, fruto del Bautismo que Cristo nos ha dado precisamente en el misterio pascual. El hombre viejo deja el puesto al hombre nuevo; la vida anterior queda atrás, se puede caminar en una vida nueva (cf. Rm 6,4). Pero, el “éxodo” espiritual es fuente de una liberación integral, capaz de renovar cualquier dimensión humana, personal y social.


Sí, hermanos, la Pascua es la verdadera salvación de la humanidad. Si Cristo, el Cordero de Dios, no hubiera derramado su Sangre por nosotros, no tendríamos ninguna esperanza, la muerte sería inevitablemente nuestro destino y el del mundo entero. Pero la Pascua ha invertido la tendencia: la resurrección de Cristo es una nueva creación, como un injerto capaz de regenerar toda la planta. Es un acontecimiento que ha modificado profundamente la orientación de la historia, inclinándola de una vez por todas en la dirección del bien, de la vida y del perdón. ¡Somos libres, estamos salvados! Por eso, desde lo profundo del corazón exultamos: «Cantemos al Señor, sublime es su victoria».


El pueblo cristiano, nacido de las aguas del Bautismo, está llamado a dar testimonio en todo el mundo de esta salvación, a llevar a todos el fruto de la Pascua, que consiste en una vida nueva, liberada del pecado y restaurada en su belleza originaria, en su bondad y verdad. A lo largo de dos mil años, los cristianos, especialmente los santos, han fecundado continuamente la historia con la experiencia viva de la Pascua. La Iglesia es el pueblo del éxodo, porque constantemente vive el misterio pascual difundiendo su fuerza renovadora siempre y en todas partes. También hoy la humanidad necesita un “éxodo”, que consista no sólo en retoques superficiales, sino en una conversión espiritual y moral. Necesita la salvación del Evangelio para salir de una crisis profunda y que, por consiguiente, pide cambios profundos, comenzando por las conciencias.

jueves, 1 de abril de 2010

REGALO DE JUEVES SANTO

Me acaba de llegar esta conmovedora participación. En el último post sobre el Domingo de Ramos que viví en "Nueva York", quise rendir homenaje a la cara oculta de la Iglesia, esos hombres y mujeres que, viviendo en su bendita pobreza, nunca son noticia. Pero las monjas de clausura son, de manera aún más oculta, las que hacen posible con su oración que la Iglesia siga su camino. Hoy, Jueves Santo, una de ellas fue llevada al Cielo después de una larguííísima existencia. ¡Feliz Jueves Santo! Una religiosa uruguaya contemplativa rezará ahora, en directo y sobre todo, por los sacerdotes.
Viva + Jesús

La Madre y la Comunidad de la Visitación de Santa María de Progreso, encomiendan a sus fervorosas oraciones el alma de nuestra querida Hermana

LUISA BEATRIZ --BLANCA NATIVIDAD-- NÚÑEZ

quien ha sido llamada a la Patria Celestial este Jueves Santo, 1º de abril del Año Jubilar Visitandino, a las 10:45 horas.

Nuestra querida Hermana tenía 100 años y 3 meses de edad, y 73 y 9 meses de Profesión Religiosa.

Confiamos que el Señor le concederá el premio eterno, ya que en esta vida le concedió Su Gracia.

R.I.P.