sábado, 23 de enero de 2010

EL CIELO SE DIVIERTE



El cielo se divierte. Cuento lo que he leído en varios sitios italianos y que cada uno saque sus conclusiones.
Estamos en el año 2005, a pocos meses de fallecer Juan Pablo II. A una joven señora de 31 años, maestra, madre de dos hijos y esperando el tercero, perteneciente a la diócesis de Sorrento-Castellammare di Stabia, se le diagnostica un linfoma de Burkitt, un tumor maligno del tejido linfático, muy agresivo, que convierte el embarazo en un drama. El esposo de la señora comienza entonces a rezar con mucha fe a Juan Pablo II, pidiéndole que interceda por su familia.
Una noche, en un sueño ve al Papa. “Tenía el rostro serio. Me dijo: “Yo no puedo hacer nada; tienen que pedirle a este otro sacerdote…”. Me mostró entonces la imagen de un sacerdote delgado, alto. Yo no lo reconocí, no sabía quién podría ser”.
El hombre se quedó turbado por el sueño, pero no pudo identificar al sacerdote que le había señalado el papa Wojtyla. Pocos días después, abriendo casualmente una revista, encuentra una fotografía del joven Eugenio Paccelli que le llama la atención. ¡Él es el sacerdote que había visto en el sueño! Enseguida se forma una cadena de oraciones que pide la intercesión de Pío XII… y la señora se cura.
El resultado es tan importante que los médicos manejan la hipótesis de un posible error inicial de diagnóstico, pero los exámenes y la historia clínica confirman que no se habían equivocado, el diagnóstico era exacto. El caso es que el tumor desapareció, la señora está bien, tuvo su tercer hijo y ha vuelto a trabajar a la escuela. Después de un tiempo, fue ella la que se dirigió al Vaticano para hacer saber su caso, que ha sido tomado como un presunto milagro atribuido a la intercesión de Pío XII. De confirmarlo la Congregación para las Causas de los Santos, después de realizar los rigurosos exámenes habituales, la beatificación de Pío XII podría llevarse a cabo en poco tiempo.
Misteriosamente, como se ve, en el caso está involucrado Juan Pablo II, cuyo decreto sobre la heroicidad de las virtudes fue promulgado el mismo día que el del Papa Paccelli. El Vicario General de la diócesis de Sorrento-Castellammare di Stabia, monseñor Carmine Giudici, ha declarado: “Es verdad. La Santa Sede nos ha comunicado que fue contactada por un fiel de nuestra diócesis, que sostiene haber recibido un milagro por intercesión de Pío XII. El arzobispo Felipe Cece ha decidido instituir un tribunal diocesano para estudiarlo”.
Hasta aquí los hechos. En mi opinión, por varios detalles, lo sucedido es auténtico. 1) La “cara seria” de Juan Pablo II. ¿Será una falta de respeto decir que sigue siendo un gran actor? No creo. ¿Cómo no recordar tantas y tantas expresiones de su rostro, cuando fingiendo severidad pasaba en un instante a una desarmante sonrisa? 2) Decirle al marido agobiado “yo no puedo hacer nada”… se me antoja una irónica y divertida invitación a que recen con mucha fe, ¿o no? 3) No dijo “deben pedirle al Papa Pío XII”, sino a “otro sacerdote”: y es que el papado pasa, lo que permanece para siempre es el carácter sacerdotal. 4) Mostrar la imagen del sacerdote cuando era joven: ¡bravo! Se confirma que en la otra vida tendremos una juventud permanente, la “edad perfecta”, dice Santo Tomás. 5) Es un magnífico detalle de caridad (es el clima propio del Cielo) pedir que encaucen las oraciones hacia el Papa Paccelli, que las necesitaría más.
Se agradecen opiniones.

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