miércoles, 16 de junio de 2010

SIN DERECHO AL PITORREO


Nuestro Presidente es campechano, bromista y dicharachero. Abomina de la prepotencia y busca tender puentes de entendimiento entre los opuestos. Hasta aquí, todo bien.
Pero, cada tanto, nuestro Presidente hace bromas que no debería hacer: porque es el Presidente de todos los uruguayos y porque... porque no.

Ayer, en concreto, la página web de la Presidencia colgó unas reflexiones suyas en las que, entre otras cosas que no vienen el caso, dice: "Todos aborrecemos que nos presionen o nos pongan límites y estamos dispuestos a jurar por lo más sagrado que si nos dejan solos y tranquilos seremos los más celosos custodios de los intereses ajenos. Estoy dispuesto a creerle estas declaraciones a la Virgen María, a la Madre Teresa y a nadie más. Por lo pronto, no me las creería a mi mismo".

Es un modo de decir típico de nuestro Presidente, que estoy seguro no quiso ofender a nadie. Pero a mí no me gusta la chacota sobre puntos muy queridos de mi fe católica: entiendo que en estas cuestiones nadie tiene derecho al pitorreo. Y el Presidente debe ser ejemplar, en esto como en todo.

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