sábado, 13 de noviembre de 2010

¿QUÉ HARÍAN EN MI LUGAR?



Durante unos cuantos años di clases en el programa Master en Administración de Empresas del IEEM, la escuela de negocios de la Universidad de Montevideo. Con el método del caso tratábamos diversos "Temas de religiosa actualidad", que así se llamaba el curso. Guardo el mejor de los recuerdos de aquellas sesiones, en las que hablábamos de lo humano y de lo divino. La revista del IEEM me ha pedido un artículo para su número 50, que está por salir. Lo adelanto aquí.


El caso es el siguiente. Un día de octubre el Nuncio Apostólico, representante del Papa en Uruguay, me pide que vaya a verlo a su casa, en Bulevar Artigas. Trae un sobre en la mano. Se sienta y me anima a leerlo: es una carta del propio Nuncio, en la que me comunica que el Papa me ha nombrado obispo de Minas. Su representante quiere saber si acepto. Tengo toda la libertad para decir que sí o que no. Pregunto: ¿ qué harían en mi lugar?

Puedo imaginar algunas respuestas. Una alumna, que suele decir lo primero que le viene al corazón (se va corrigiendo), contesta sin más: - ¡Acepte, Minas es diviiiiino! Otra, más reflexiva, opina: - Si el Papa se lo pide, debería decirle que sí.

A los alumnos los imagino callados, dudando si intervenir...Finalmente, uno pregunta con honradez: - ¿Y qué hace un obispo?

Recurro al origen de la palabra, episkopo, que quiere decir "vigilante"... Apunta un ingeniero industrial: - O sea, que viene siendo un controlador de calidad, ¿no es eso?

Tiene razón. Dentro de la misión que Jesucristo dio a los doce hombres a los que llamó apóstoles, y que ellos a su vez confiaron a los obispos, sus sucesores, de anunciar su mensaje por todo el mundo, forma parte esencial vigilar la calidad del producto: que sea hoy la misma que hace veinte siglos.

Interviene otro: -¡Difícil!, ¿eh? ¿Qué me dice de los curas? Yo conozco el caso de uno que... No sigue adelante porque varios lo han mirado como el rey Juan Carlos a Chávez...

Pero la verdad es que no es fácil ser obispo. Porque no se trata sólo de vigilar. El obispo tiene que desempeñar tres funciones (me imagino escribiendo en el pizarrón): la función de enseñar, la de santificar y la de gobernar. Esto quiere decir: 1) enseñar el evangelio de Jesucristo, la doctrina de la Iglesia, no lo que a él se le ocurra; 2) santificar administrando los sacramentos, que son los canales por los que nos llega la vida divina y tratando de que todos los reciban; 3) gobernar la porción de la Iglesia que le toca (en mi caso abarca el departamento de Lavalleja y las ciudades de Lascano (en Rocha) y Aiguá (Maldonado), distribuyendo adecuadamente los sacerdotes, tratando de ser "padre" de todos, especialmente de los más necesitados; empeñándose en enseñar la doctrina de la Iglesia por todos los medios posibles...

Interviene otra alumna: - ¿Cuantos sacerdotes hay en su diócesis? Doy una respuesta genérica: - Pocos, muy pocos. - ¿Cuántos?, insiste. - En actividad, doce. - ¿Y de qué edades? (¡Ay las mujeres, siempre tan concretas... gracias a Dios!). - Tres de ellos tienen más de 70 años.

Silencio. Lo aprovecho para volver al principio. - ¿Ustedes qué harían en mi lugar? ¿Aceptarían o no?

Alguien comenta con entusiasmo: - ¡Es un desafío! Varias voces le hacen eco. Otro quiere saber: - ¿Y está motivado? - ¡Por supuesto, intrínseca y extrínsecamente! (Es todo un temaeste de las motivaciones). Pero hay un pero y me tienen que ayudar: por más motivación que tenga, por apasionante que sea el desafío, si me falta la ayuda de Dios no hago nada. Y, para conseguirla, cuento con la oración de ustedes por el obispo de Minas y por sus intenciones.

- ¿Cuáles son? - La primera, que haya más vocaciones sacerdotales; la segunda, que nos tomemos en serio a Jesucristo; la tercera (last but not least), que ustedes entiendan bien que el Master más importante es luchar por ser mejores personas cada día.


3 comentarios:

HMS dijo...

Muchas gracias, Padre Jaime, por exponer tan sencillamente la nueva misión que Cristo le encomienda al alcance de los jóvenes. Aprovechamos para felicitarlo y decirle que la comunidad de Hermanas de la Caridad Cristiana del Colegio Inmacualda Concepción se ha alegrado mucho con su nombramiento. Rezamos para que la Sma. Virgen le alcance ser un Pastor según el Corazón de Jesús. Nos encomendamos a su oración y bendición.
Las Hermanas

irene dijo...

Padre, no estaré en su nombramiento personalmente y lo escribo con pesar, como me hubiese gustado estar¡ Pero las cosas no siempre se dan como nosotros queremos sino como deben de ser.En fin el motivo de me acercamiento por éste medio es para desearle lo mejor¡ y mi humilde colaboración de rezar por ud.
Soy Irene de la ciudad de salto y en verdad se le va a echar de menos por aquí.

Anónimo dijo...

Monsegnor Jaime Fuentes, cuente con las oraciones de Sudafrica. Agueda Colom