lunes, 20 de diciembre de 2010

LAS HERMANAS DE VARELA


De José Pedro Varela yo sabía algunas cosas que todos sabemos en Uruguay y que no voy a repetir, pero ahora que estuve en el pueblo que lleva su nombre, conozco algo mucho más valioso: desde 1983 allí están las Hermanas de la Presentación de la Virgen Niña, de Granada, sacando adelante un colegio que tiene 170 alumnos, de primero a sexto de primaria, y es un pequeño oasis de limpieza, de buena enseñanza y de educación en el sentido cristiano de la vida.

Estuve almorzando con ellas el sábado: con las Hermanas María José, argentina; Laura, andaluza, la mayor de todas y una cocinera de primera, que preparó un gazpacho típico delicioso; Lidia, que llegó este año de Venezuela y sobrevivió al frío a base de echarle sentido sobrenatural y buen humor; y con la Hermana Olga, que es de allí, de Varela mismo.

Cómo sale adelante el colegio pagando la absoluta mayoría de los alumnos unas cantidades casi simbólicas, es un misterio (en realidad, no lo es: el secreto es sacrificio, sacrificio y sacrificio). Lo recorrí todo y no dejé de admirarme ni un instante: por su luz, por lo ordenado que estaba todo... Pero más aún, por la entrega alegre de las religiosas que lo sacan adelante. (¡Ay José Pedro Varela, ¿hasta cuándo seguiremos con la injusticia de no darle ni un vintén a la iniciativa privada? ¿Alguien pensará que en ese colegio educan a los hijos de los ricos de Varela? ¡A ver si van a verlo y encuentran a alguno!).

A pocos kilómetros del pueblo, cuando volvía para Minas, en un cruce de la ruta un hombre me hizo señas para que lo llevara... 45-50 años tendría. Me preguntó para qué estaba recorriendo... Le conté. -¡Ah, mire usté! Iba cerca, a cinco kilómetros, hasta Aramendía. Me dijo que, tal como están las cosas, naides levanta a naides en la carretera, porque por veinte pesos te matan... Entré en el poblado, que son unas pocas casas. Me señaló una capilla: - Ahí vienen las Hermanas de Varela, todos los miércoles; enseñan y tienen una policlínica. Bué, aquí me quedo. Me alegra saber que hoy encontré un gaucho. Yo soy el Polillo Luca, por si alguna vez necesita algo.

Nos despedimos deseándonos feliz Navidad. En el viaje seguí pensando en las que sí necesitan mucho y no dicen nada: son las Hermanas que trabajan en Varela educando por amor a Dios a los hijos de mi patria.

4 comentarios:

Emiliano De Nigris dijo...

La verdad q las hermanas hacen un trabajo pastoral muy bueno, y siempre de muy buena gana.
Es bueno rescatar también el apoyo que le dan a la Pastoral Juvenil de Varela.

JAIME FUENTES dijo...

Es verdad, muchas gracias.

Loly dijo...

Muchas gracias por el post tan cariñoso. Yo soy otra hermana, estuve ahí en Varela durante 8 años y tengo que decir que es verdad que en el colegio de Varela se educa por amor a Dios a los niños varelenses sea cual sea su condición social, o cualquier otra característica. Pero no sería justa si no cuento que después de esos 8 años fui yo la que más recibí de los niños, de las familias, del estupendo equipo de maestras y maestros, de la comunidad parroquial, de los/las colegas maestras y profesores de los demás centros educativos, de los sacerdotes,.. Dios mio, yo si que aprendí y me hice mujer y creyente. Varela fue para mi una Epifanía, si, si, me creía que iba a "misionar" y el Señor me estaba esperando allí para encontrarse conmigo, para misionarme a mi.
Hoy vivo en Madrid, aquí no es lo mismo aunque si hermoso mi trabajo. Tenemos un colegio de 800 alumnos entre los que encontramos unas 20 nacionalidades diferentes, pero ya nada podrá cambiar que yo de nacimiento sea española y de corazón oriental.
Un abrazo, feliz navidad y bienvenido a la diócesis.
Hna Loly

JAIME FUENTES dijo...

¡Muchas gracias, Hermana de corazón oriental! A ver si con la oración interoceánica conseguimos de la Virgen, en este año, decisiones generosas de entrega: que nos hacen mucha falta!