El poema de García Lorca, en el que llora la muerte del torero Ignacio Sánchez Mejías, empieza así: A las cinco de la tarde. Eran las cinco en punto de la tarde. Un niño trajo la blanca sábana a las cinco de la tarde. Una espuerta de cal ya prevenida a las cinco de la tarde. Lo demás era muerte y sólo muerte a las cinco de la tarde.
Ayer, a las cinco en punto de la tarde, en la Catedral de Maldonado había vida y alegría a granel, alegría y vida de las que no pasan. Escribía el poeta: A las cinco de la tarde. ¡Ay qué terribles cinco de la tarde! ¡Eran las cinco en todos los relojes! ¡Eran las cinco en sombra de la tarde! A las cinco de la tarde, en Maldonado, el cielo se asomó a la tierra y la Catedral, repleta, se desbocó en canciones para cantar el gozo máximo de la Iglesia: ¡un nuevo sacerdote, aleluya, Luis Eduardo, aleluya!
El obispo Rodolfo estaba emocionado, antes, durante y después de imponerle las manos. Le dio consejos de los que importan: que celebres la Santa Misa cada día, para una multitud o sin ninguna persona: porque la Misa es para Dios. Que reces cada día la liturgia de las Horas, no sólo para alimentar tu piedad, sino porque el mundo entero necesita la oración del sacerdote. Que encuentres tiempo para administrar el sacramento de la Reconciliación. Que dediques tiempo al estudio y a la reflexión...
A las siete en punto de la tarde terminó la ceremonia: ¡nació otro Cristo!
2 comentarios:
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I'm very surprised! From Bucarest to Uruguay it's a very long distance!... And you said you like this blog in Spanish, for priests!...
God bless you, and please pray for us. I pray for you and for Rumania.
Fr. Jaime
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