sábado, 17 de octubre de 2009

NUEVO MISAL

La Conferencia Episcopal Uruguaya acaba de promulgar un decreto por el cual, a partir del 1º de abril de 2010, “para la celebración de la Santa Misa (Misal Romano y Leccionarios) habrá de utilizarse la versión de estos libros que ahora se establecen y que recogen el uso verbal «ustedes», quedando derogado el uso del «vosotros», del «Vos» u otros. Es decir, tanto para las lecturas como para las oraciones prescriptas incluyendo la fórmula para la consagración, han de usarse estos textos que fueran aprobadas por la Santa Sede y no otros”.

El decreto es consecuencia de que “la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Argentina, en fraterna colaboración con las Conferencias Episcopales de Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay, ha concluido la traducción de los libros litúrgicos”, iniciativa que estuvo motivada por el deseo de “alcanzar una traducción de los libros litúrgicos adecuada al modo de expresarse usado actualmente”.

Conocida la noticia, adapté (no tengo aún el nuevo Misal) las palabras de la Consagración:

Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por ustedes.

Tomen y beban todos de él, porque este es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por ustedes y por todos los hombres
para el perdón de los pecados.
Hagan esto en conmemoración mía.

Seguramente dará buenos frutos el nuevo Misal, pero no puedo dejar de preguntarme: ¿no estábamos, con el Papa a la cabeza, en que urge recuperar la sacralidad de la Misa, la manifestación reverente del misterio? ¿No es el lenguaje el modo más elemental de expresarlo? ¿Lo favorece el “ustedes” de la Consagración? ¿Es que sólo los sacerdotes, al recitar la Liturgia de las Horas, conocemos el “vosotros” y los verbos conjugados en castellano? ¿Es que no lo hemos hecho todos desde siempre, para subrayar solemnemente lo que decimos? Los ejemplos sobran: desde “mi autoridad emana de vosotros”… hasta “¡tiranos, temblad!”. En fin, después de tantos años de reforma litúrgica y de tantísimos cambios, ¿no hubiera sido mejor conservar, al menos, la traducción clásica de la fórmula de la Consagración?
Por lo que a mí se refiere, “oboedientia tutior”, naturalmente. Pero no les oculto las ganas que tengo de que Cristo celebre en el inalterable idioma de su Iglesia (yo le prestaré mi voz) el sacrificio sublime de su Cuerpo y de su Sangre:

ACCIPITE, ET MANDUCATE EX HOC OMNES:
HOC EST ENIM CORPUS MEUM,
QUOD PRO VOBIS TRADETUR.

ACCIPITE ET BIBITE EX EO OMNES:
HIC EST ENIM CALIX SANGUINIS MEI
NOVI ET AETERNI TESTAMENTI:
QUI PRO VOBIS ET PRO MULTIS EFFUNDETUR
IN REMISSIONEM PECCATORUM.

HOC FACITE IN MEAM COMMEMORATIONEM.

5 comentarios:

Daniel Iglesias Grèzes dijo...

Estimado Padre Jaime:

¿En qué quedó el asunto de la traducción del "pro multis"? ¿No venció ya el plazo dado por la Santa Sede para la adopción de la traducción más literal?

Un gran saludo de
Daniel

JAIME FUENTES dijo...

No tengo en mis manos el nuevo Misal y no sé si recoge la traducción del "pro multis".
Un abrazo,
P. Jaime

Guille dijo...

quedó "por muchos"

JB dijo...

pero entra en vigor recién el 8 de noviembre (no debe usarse antes)... y la "vacatio legis" (es decir, el plazo para empezar a usarla) es hasta abril, no recuerdo qué fecha...

JB dijo...

vacatio legis: hasta el 1º de abril, Jueves Santo