Me han impresionado las palabras de Benedicto XVI, el 13 de enero pasado, cuando decía que "los santos, guiados por la luz de Dios, son los auténticos reformadores de la vida de la Iglesia y de la sociedad". El 14 de febrero de 1930 (sólo 80 años han pasado) san Josemaría Escrivá de Balaguer, santo y guía de santos, descubrió que Dios quería que también hubiera mujeres en el Opus Dei. (Descubrió es el verbo exacto: él no había pensado en ellas).
Desde entonces hasta hoy, miles de mujeres de todo el mundo han encontrado en el espíritu de san Josemaría el modo de alcanzar la santidad. Casadas en su gran mayoría, como es natural, tratan de irradiar el espíritu cristiano desde sus familias. Y muchas otras mujeres han encontrado también que, cuando Dios llama a entregarle la vida entera, vale la pena decirle que sí.
Angela Fortunato, norteamericana, que trabaja en los servicios de sanidad de su país, cuenta en este video, con todo detalle, el proceso de su vocación.
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