Hace cinco días, a los 84 años, falleció Patricia Neal, que en 1964 ganó un Oscar por su interpretación, junto a Paul Newman, en la película “Hub”. La historia de Patricia, que además de ese premio llegó a ser muy conocida por distintos trabajos, fue la de una mujer que sufrió mucho, pero el mayor de sus padecimientos lo llevó siempre en su corazón.
Menos de dos años después de recibir el Oscar, Patricia sufrió varios infartos cerebrales que la mantuvieron tres meses en coma. Consiguió recuperarse y volver al trabajo, aunque el precio fue que tuvo que volver a hablar y a caminar. En su rehabilitación contó con la ayuda de su esposo, el escritor Roald Dahl, con quien tuvo cinco hijos a lo largo de treinta años de matrimonio. No obstante, en 1983 Dahl la abandonó por una mujer más joven.
Otros dramas que debió enfrentar Patricia Neal fueron la muerte prematura de una hija de siete años, el accidente de otro hijo, de pocos meses, que le produjo una lesión cerebral permanente, y la drogadicción de otra de sus hijas.
La actriz fue conocida también porque, a finales de los años cuarenta, mantuvo una relación sentimental con el actor Gary Cooper, 25 años mayor que ella, casado y con una hija. Al final, Cooper decidió volver con su esposa, Verónica, pero Patricia, embarazada y con 23 años, empujada por el padre de la criatura, recurrió al aborto.
El caso es que, después de un tiempo en que no se podían ni ver, María, la única hija de Gary Cooper, y Patricia se hicieron grandes amigas y fue María quien la ayudó a acercarse a la fe católica.
El caso es que, después de un tiempo en que no se podían ni ver, María, la única hija de Gary Cooper, y Patricia se hicieron grandes amigas y fue María quien la ayudó a acercarse a la fe católica.
En una entrevista le preguntaron: -Patricia, su vida es casi como la de Job en mujer... Si pudiera cambiar algo de lo que ha vivido, ¿qué le gustaría cambiar? A lo que ella respondió:
-“Durante cuarenta años, sola, durante las noches, he llorado por mi niño. Si hay una cosa que desearía rehacer en mi vida, es haber tenido el valor de traer a ese niño ”. Y, dirigiéndose a las mujeres que pudieran encontrarse en su situación, agregó: “No cometan mi error. Dejen vivir a su niño”.
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