lunes, 15 de junio de 2009

PRIORIDAD UNO PARA MONSEÑOR BETO

El sábado pasado, a las siete y media de la mañana, me llamó por teléfono el P. José García, de la diócesis de Salto: tenía que darme una noticia importante: a Beto Bodeant, Obispo Auxiliar de esa diócesis, lo había nombrado el Papa, Obispo de Melo.
Me alegré al saberlo y le dejé un mensaje a Beto en su celular. (A quienes no lo conocen, quizás les llame la atención el nombre del obispo. Aclaro que se llama Heriberto, pero desde siempre se le conoce por ese apelativo familiar y cariñoso que él mismo cultiva). Al mediodía hablamos por teléfono y me dijo, emocionado, que la primera llamada que había recibido fue la de monseñor Roberto Cáceres, que se autocalifica con razón como "el más emérito de los obispos eméritos", pues tiene 88 años y pasó todos sus años episcopales -¡47 tiene ahora!-como obispo de Melo... (De mons. Cáceres y sus trabajos actuales escribí otro post). Lo había llamado para felicitarlo, para animarlo, para ponerse a su disposición...: todo un ejemplo.
Como es lógico, monseñor Bodeant estaba contento. Es lógico porque ¿cómo no alegrarse de que el Papa tenga confianza en él y ponga en sus manos una porción de la Iglesia? Al mismo tiempo, la carga recibida reclama con urgencia la oración de todos por el nuevo obispo. Los datos cantan: la diócesis de Melo, que abarca los departamentos de Cerro Largo y Treinta y Tres, tiene 21.177 kilómetros de superficie y 132.000 habitantes. Para atenderla, en ella se encuentran 12 sacerdotes del clero secular y 8 religiosos.
Hoy cumple Beto 55 años. Por medio de la Virgen del Pilar, Patrona de la Catedral, habría que pedir para él que, en los 20 años de trabajo como obispo que le esperan, si Dios quiere, se multipliquen por dos o por tres los sacerdotes de su diócesis: se me ocurre que es una intención con prioridad uno.

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