Ayer pude ir al Verdún. Y, como siempre, encontré allí a “la Iglesia real uruguaya”, la que está formada por miles de mujeres y hombres sencillos, que no son noticia, que quieren a la Virgen, que rezan, que suben al cerro –descalzos muchos de ellos- donde se venera la imagen de la Inmaculada desde hace más de un siglo; que están bien al corriente de tantas cosas tristes como están pasando en la Iglesia y, no obstante, ni por un instante pensaron en dejar sola a la Madre en este día de fiesta patria, 19 de abril, en el que celebramos el comienzo del proceso histórico que nos llevaría a ser un país independiente.
Salí de mi casa a las 8 de la mañana, con serias dudas: la niebla otoñal ocultaba por completo el precioso paisaje minuano y el limpia parabrisas debió funcionar hasta el final del viaje, augurando lluvias fuertes. Pero no fue así: a las 10 comenzó la Misa campal en la falda del cerro y a la hora de las Lecturas el sol dominaba la pelea con el agua.
El obispo Wirz, Administrador apostólico de la diócesis, habló vibrantemente de la Inmaculada y recordó el quinto aniversario de la elección del Papa. La “Iglesia real”, como era de esperar, aplaudió con entusiasmo y vivó de igual manera a la Virgen y a Benedicto XVI.
El de ayer fue un día histórico: al terminar la Misa, Monseñor Collazzi, Presidente de la Conferencia Episcopal, leyó el decreto por el cual los obispos uruguayos declararon “Santuario Na
cional el templete y la capilla del Verdún. Después subí al cerro, hasta llegar a la imagen de la Inmaculada: le encomendé al Papa, a la Iglesia, a los sacerdotes; le pedí vocaciones sacerdotales. En el viaje de vuelta –sol radiante- entendí la parábola: niebla, temor, esperanza, luz… La Iglesia
y la Virgen, la Madre y sus hijos. Un manto de amor celeste cobija a la Iglesia en el Uruguay.
1 comentario:
Le cuento que me causó satisfacción encontrar su blogs, ya que tengo ciertos pensamientos y puntos de vistas de mi alma y conciencia, que enhorabuena, usted es conocedor de asuntos místicos y obviamente religiosos, no vengo a dejar mi parecer en un término de confesión, aunque el existir humano es una confesión en sí misma, debo decir lo primero y soy creyente en un Dios, en su Dios, en el Dios de todos, inclusive de los ateos. Yo presiento que las Iglesias se han desviado en su camino, no porque no se hayan modernizado, la acción y palabra de Dios no se moderniza es eterna en todo Tiempo e incambiable….entonces por qué la Iglesia cambia, porqué de esas imágenes a mi juicio absurdas, con rostros desfigurados de la realidad celestial, por qué mi parecer a que esas personas sencillas según usted, están siendo alejadas precisamente de lo que pretenden, y se acercan a una Iglesia, no a Dios, por qué estoy con el alma turbada, al ver esos rostros de Jesús que tienen allí, y fíjese dije rostros, ya que todos son distintos, eso no es algo detestable al corazón de quien ama a su Creador, la Iglesia debe estar ajustándose a la sociedad, y no a la inversa, es acaso que desde el principio, en pequeñas cosas que luego se multiplican, no han sido justos en el proceder ante los ojos de Dios, tiene la gente razón cuando dice que el Papa vive cobijado en sedas finas, bebe y come en menajes de lujo, es un ejemplo a mi Creador, o es que la Iglesia que usted ama, subsiste ella, mencionando al Señor, para fines de ella y no del Celestial. Quienes son los descarriados, si no le enseñamos el Templo de Dios, tal cual ÉL quiere que sea. Si la iglesia fuera real, no tendría tantos adeptos falsos como los tiene hoy, tendría menos, cosa que asusta al Vaticano, quiere ser parte del mundo, y se está con Dios o con el Mundo. Saludos fraternos. jorge
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